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viernes, 14 de septiembre de 2012

EL ODIO A LOS JUDIOS. Por Camilo Ezagüi Menashe. Los judeo conversos en la Corte de los reyes de Castilla.



 EL ODIO A LOS JUDIOS. Por Camilo Ezagüi Menashe


Obispos católicos en Berlin en 1933 haciendo el saludo
El odio a los judíos es un sentimiento de repudio a todo un pueblo que fue alimentado y difundido durante siglos por la Iglesia hasta pleno siglo XX. Ese odio prosperaba en la ignorancia y llevó a algunos cristianos a cometer atrocidades contra el antiguo pueblo de Israel en nombre de Cristo. En toda Europa todos los judíos fueron acusados generación tras generación de matar a Jesús (pueblo deicida). También fueron objeto de infames calumnias, satanizados, masacrados y perseguidos despiadadamente. Al pueblo del Antiguo Testamento, que fue el primer pueblo elegido para creer en Dios Padre, se le consideraba una “raza maldita” de "pérfidos" y "usureros". Para justificar ésto se utilizaron argumentos descabellados fundamentados en interpretaciones tendenciosas de las Sagradas Escrituras.
 







Los judeo conversos en la Corte de los reyes de Castilla.
 

Familia de judios sefarditas
 
Puede parecer paradójico pero fueron los mismos conversos los que con más interés querían borrar la huella y el recuerdo de su pasado y los que más hicieron por llegar a las hidalguías y así convencer de este “limpio pasado”. Los judíos se vieron obligados a cambiar de religión para salvar vida y haciendas en los momentos de más feroz persecución. Llegados a este punto parece correcto pensar que las familias conversas estaban en condiciones de acumular sobre ellas numerosos rencores, que iban mucho más allá del antisemitismo, de las dudas sobre la sinceridad de su conversión o de otras consideraciones que según se afirmaba tanto preocupaban a la Corte y a los defensores de actitudes intolerantes. Un complicado conjunto de consideraciones religiosas, étnicas, sociales, políticas y económicas fueron generando un ambiente que explica el endurecimiento paulatino de la persecución contra los judíos y conversos que toma ya dimensiones preocupantes a lo largo del siglo XV. Esta persecución llegó en breve plazo a desbordar la esfera de lo religioso y lo inquisitorial para entrar en la de lo político, porque no otra cosa fueron los estatutos de limpieza de sangre.
  



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