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miércoles, 7 de marzo de 2012

Antonio Díaz-Flores de Vera redime, por 492,19 ptas., un censo que le gravaban dos trozos de tierra en el Realejo Alto.


Nuestro bisabuelo Antonio Díaz - Flores de Vera.

No sabia que en Realejos (Tenerife) habian dos trozos de tierra, probable herencia de mi tatarabuelo Antonio Díaz Flores Cartaya a mi bisabuelo Antonio Díaz Flores de Vera. Alli hay una pedania que se llama Cartaya. En Realejos se dieron datas a los descendientes de Maninidra el mejor guerrero aborigen, que vino con las fuerzas de Fernando Guanarteme para rematar la conquista de Tenerife, y dos de sus hijos tambien eran guerreros y adoptaron el apellido Cartaya: Juan Cartaya y Alonso Cartaya y les dieron datas en Realejos (Tenerife) que son terrenos o bienes en premio a los esfuerzos economicos o militares en la conquista. El 95 % de los apellidados Cartaya de España son de Tenerife. Muy curioso. Lo que hace pensar que el origen del apellido sea Tenerife y el momento el siglo XV. Respecto a esta propiedad en Realejos encontre un documento quiza juridicamente complejo pero curioso e interesante sobre derecho fiscal antiguo que les refiero a continuación.
La enfiteusis existía hasta bien avanzado el siglo XX. Es erróneo afirmar que los censos enfitéuticos se extinguieron a lo largo del siglo XIX. En los archivos familiares existe documentación sobre la existencia de redenciones de censos no desamortizados, redenciones efectuadas en algunos casos, en que los censatarios, no eran campesinos sino grandes o medianos propietarios. En enero de 1890 el censatario Antonio Díaz-Flores de Vera, nuestro bisabuelo, redime por 492,19 ptas., un censo que le gravaban dos trozos de tierra en el Realejo Alto y cuyo dominio directo pertenecía a Guadalupe y Fernando del Hoyo y Nieves, Conde de Sietefuentes. El problema de la pervivencia de los censos era un problema real, un problema derivado de las limitaciones que caracterizaron en España al proceso de liquidación, parcial, del viejo sistema de propiedad feudal. La época feudal que le afectó a mi bisabuelo hasta casi la entrada del siglo XX.