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viernes, 14 de septiembre de 2012

Nostalgia... de Ellos. Con su marcha llegó el plomo.

Mi padre con mis hermanas y yo

(Nostalgia... de Ellos.)

Por: Camilo Barrocal López. Sonetos en acróstico. 
Primera antología española de médicos poetas.


Con su marcha 
llegó el plomo del silencio...,
y con sus voces ausentes
se llenaron estos huecos.

¡Qué vacía está mi casa,
y qué llena está... de Ellos!
¡Qué vacío hay en mis ojos
de presencias y de juegos...!

¡Qué silencio hay en mi casa
y cuánto vacío dentro...!
Por doquier encuentro huellas
de mis retoños,
de Ellos.

Por todas partes quedaron
esas cosas..., y silencios;
el "papáaa" de mi pequeño...;
su "éeh"..., insistente y terco.

Son como dardo clavado
en mi oído..., en mi cerebro...
¡Qué harta está hoy la casa
de los silencios de Ellos...!

Aunque me afano y procuro
liberarme
y ocuparme entretejiendo
trabajos de mis oficios
con mis entretenimientos
no logro fundir el plomo
que aprisionan estos techos
y estas huellas
llenas de los ecos de Ellos...

¡Qué vacía está mi casa
y qué llena de recuerdos...!



EL ODIO A LOS JUDIOS. Por Camilo Ezagüi Menashe. Los judeo conversos en la Corte de los reyes de Castilla.



 EL ODIO A LOS JUDIOS. Por Camilo Ezagüi Menashe


Obispos católicos en Berlin en 1933 haciendo el saludo
El odio a los judíos es un sentimiento de repudio a todo un pueblo que fue alimentado y difundido durante siglos por la Iglesia hasta pleno siglo XX. Ese odio prosperaba en la ignorancia y llevó a algunos cristianos a cometer atrocidades contra el antiguo pueblo de Israel en nombre de Cristo. En toda Europa todos los judíos fueron acusados generación tras generación de matar a Jesús (pueblo deicida). También fueron objeto de infames calumnias, satanizados, masacrados y perseguidos despiadadamente. Al pueblo del Antiguo Testamento, que fue el primer pueblo elegido para creer en Dios Padre, se le consideraba una “raza maldita” de "pérfidos" y "usureros". Para justificar ésto se utilizaron argumentos descabellados fundamentados en interpretaciones tendenciosas de las Sagradas Escrituras.
 







Los judeo conversos en la Corte de los reyes de Castilla.
 

Familia de judios sefarditas
 
Puede parecer paradójico pero fueron los mismos conversos los que con más interés querían borrar la huella y el recuerdo de su pasado y los que más hicieron por llegar a las hidalguías y así convencer de este “limpio pasado”. Los judíos se vieron obligados a cambiar de religión para salvar vida y haciendas en los momentos de más feroz persecución. Llegados a este punto parece correcto pensar que las familias conversas estaban en condiciones de acumular sobre ellas numerosos rencores, que iban mucho más allá del antisemitismo, de las dudas sobre la sinceridad de su conversión o de otras consideraciones que según se afirmaba tanto preocupaban a la Corte y a los defensores de actitudes intolerantes. Un complicado conjunto de consideraciones religiosas, étnicas, sociales, políticas y económicas fueron generando un ambiente que explica el endurecimiento paulatino de la persecución contra los judíos y conversos que toma ya dimensiones preocupantes a lo largo del siglo XV. Esta persecución llegó en breve plazo a desbordar la esfera de lo religioso y lo inquisitorial para entrar en la de lo político, porque no otra cosa fueron los estatutos de limpieza de sangre.